martes, 31 de diciembre de 2013

2013


Este 2013 se acaba. Le quedan menos de 24 horas y ha pasado tan rápido que casi asusta. Y la verdad, y dejando de lado los recortes y "novedades" de este vergonzoso y fascista gobierno que tenemos en Españistán, tengo que decir que, personalmente, ha sido un año bastante bueno.


Los primeros seis meses los pasé en Burundi, en una de las mejores experiencias que jamás he vivido, si no la mejor. Un país y una gente que me han enseñado muchísimo, y que me ha abierto los ojos para poder ver el mundo desde otra perspectiva. Gracias a todas esas personas, pero en especial a Amidou, al que le debo tanto. Volveré.

Luego pasé casi tres meses desorientado, buscando no sabía muy bien qué, y ocupando algo de mi tiempo como chico de las toallas de un hotel, sin saber si irme a Inglaterra o Francia, volver a Burundi, intentarlo en Madrid... Hasta que llegó aquella rocambolesca llamada que me envió a Huelva, donde desde entonces hago un trabajo que me encanta en un centro con un grupo humano maravilloso. Es una suerte levantarte cada mañana con la motivación de saber que vas a hacer algo que te gusta, y este año he sentido eso muchas veces.


En cuanto a mi familia y la gente de mi alrededor, afortunadamente y salvo alguna maldita excepción, la salud ha acompañado, lo que es una buena noticia. Hemos tenido bodas, éxitos profesionales-emprendedores, reencuentros y hasta un nuevo miembro en la familia, Rufo.

¿Y el 2014? Pues nada, lo seguiremos afrontando con una sonrisa, siempre hacia delante y con actitud positiva. Y por supuesto, habrá que seguir luchando contra las injusticias que se siguen cometiendo en este país ahora más de pandereta que nunca (¿será por aquello de la Navidad?), con la inexplicable y sonrojante nueva ley del aborto, entre otras cosas.

¡Feliz año nuevo a todos!