Ramón Reig
Catedrático de Estructura de la Información. Universidad de Sevilla
Se necesita personal –sobre todo joven– para hacer una revolución
ética y socioeconómica. Para eso hace falta saber dónde estamos, cómo
hemos llegado hasta aquí, por qué, adónde queremos llegar y cómo. Pero
mientras sigamos mimando a los niños y a los jóvenes como hasta ahora,
no habrá revolución alguna. El ser humano es cazador y recolector y
necesita sufrir para darle valor a su trabajo, día a día. Por tanto,
absténganse melindrosos y, de paso, tenores huecos.
Se necesita personal para dignificar el mundo grecolatino. Debe ser
personal sin miedo a reconocer que tenemos muchos defectos los
grecolatinos pero que sobre nosotros se ha construido lo mejor que ha
dado esta época contemporánea. Debe ser personal que no tema a que se le
tache de racista o antisemita si afirma que este mundo está muy enfermo
sobre todo a causa de la ética protestante y judaica. Los puritanos y
sus aliados nos están tratando como a seres inferiores, vulgares bufones
indolentes de su corte asamblearia y tribal de lanzas en alto con un
dios vengativo. Y aquí estamos, aguantando el tipo. Pero ya está bien.
Se necesita personal que comprenda que no todos los ciudadanos
quieren o pueden crearse su propio puesto de trabajo, que sepan que no
todo el mundo desea ser empresario sino vivir con sencillez, pagar con
el sudor de su frente aquello que consuman e ir “de su corazón a sus
asuntos”. Incluso vender su fuerza de trabajo y luego sentarse a
vitorear a la Roja (que ya no es “Pasionaria”) con una birra fresca y
unas papas industrializadas.
Se necesita personal que, como el concurso de TVE, primero sepa y
luego gane, en lugar de que primero gane (con buenas o malas artes) y
luego sea.
Se necesita personal para I+D+I, es decir, para Investigar qué está
pasando al objeto de que se Desarrolle la persona y, así, se Innove la
especie.
Se necesita personal que no confunda el feminismo con el hembrismo ni
la homosexualidad con el victimismo. Se necesita personal para que
cuando se afirme esto nadie censure porque muchos se la agarran con el
papel de fumar fabricado por el postmodernismo y el pensamiento débil.
Se necesita personal que, como el pensamiento débil y la
postmodernidad, no crea que existen varias historias ni muchas culturas
sino que se deje de abstracciones intelectuales y mire a su alrededor.
Se necesita personal que compruebe que frente al pensamiento débil
existe una única realidad fuerte.
Se necesita personal con alma de lobo frío que caza en manada para
que termine con los lobos sanguinarios que han contraído la rabia contra
su propia especie.
Se necesita personal para que si alguien opina algo contra alguien o
en relación con algo, aconseje a los presuntamente ultrajados que
sonrían y se relajen y comprendan que es un problema del que charla y no
exista el rasgarse las vestiduras y amenazar con los juzgados porque
los jueces están en otros asuntos más relevantes y sólo insulta el que
puede, no el que quiere. Quien está seguro de sí mismo y de lo que desea
no se siente insultado sino ladrado por los perros que saltan ante su
paso firme.
Se necesita personal, jueces que atiendan más a los hechos que a su corazón.
Se necesita personal con lo que hay que tener para que, si una
potencia occidental que coloniza a otra aún en este tiempo y trata de
humillarla, estimule a la humillada a enseñar los dientes sin miedo y,
si es preciso, a dar algún bocado.
Se necesita personal que no confunda ser de izquierdas con ser gilipollas (y perdón por el vocablo).
Se necesita personal que no una el derecho al aborto con el progresismo.
Se necesita personal que tenga la grandeza de asumir sus
responsabilidades y la valentía de confiar en la gente que lo ha votado y
en la que no lo ha hecho, narrándoles con toda certeza lo que realmente
ocurre y lo que le preocupe, no lo que desea que ocurra y lo que sólo
lo ocupa y lo angustia.
Se necesita personal con la honradez suficiente para demostrar su
riqueza interior cediendo el testigo a otros cuando comprueba que no
puede concretar aquello para lo que ha sido elegido. Y esto es válido a
todos los niveles de la existencia.
Se necesita personal que asuma la responsabilidad que el Estado tiene
para con sus ciudadanos, por encima de cualquier otra tarea. Se
necesita personal que no deje gran parte de esta responsabilidad en
manos de las ONGs, de las religiones, de los voluntariados… El Inca
tenía muy claro que debía surtir de silos a sus súbditos por si llegaban
tiempos de malas cosechas mientras que aquéllos trabajaban en sus
asuntos. En las tribus redistributivas, algunos de sus miembros logran
la comida para todos los demás y no piden nada a cambio, al revés, se
enojan si les das las gracias porque los demás laboran en otras faenas.
Se necesita personal que no crea que los banqueros y los grandes
magnates son una raza superior que debe ser protegida por encima de
todo. Se necesita personal que, si lo creyera, tuviera la valentía
propia de una raza superior y nos lo dijera a los demás con más claridad
aún de lo que lo está afirmando mediante sus actos.
Se necesita personal que no necesita necesitar objetos superfluos.
Se necesita personal que mire primero la paja en el ojo propio antes
que la viga en el ajeno, esto es, que si dice defender lo público
comience por demostrarlo él mismo.
Se necesita personal con la solemne virtud de la autocrítica, algo
que posibilita no dar motivos para devorarnos a los lobos rabiosos del
mercado.
Se necesita personal sensible y empático, culto, honesto y humilde,
que equipare una computadora con un árbol, un amanecer, una sinfonía y
un poema. Sin mercantilismos.
Se necesita personal sabio para que podamos saber si existe el personal que se necesita.