viernes, 20 de septiembre de 2013

Huelva: nuevo trabajo, nueva vida


Desde la última vez que actualicé mi blog, hace cinco días, podría decirse que mi vida ha cambiado, y mucho. Resulta que el martes me desperté con una llamada algo confusa de mi hermana, en la que me decía que me iban a llamar para trabajar como profesor en la Universidad de Huelva, algo totalmente rocambolesco. Efectivamente, segundos después me llamaban de la Delegación de Educación en Huelva (no de la Universidad) para proponerme una plaza vacante como profesor de educación física bilingüe en francés en un instituto público de Huelva capital. Y me tenía que incorporar al día siguiente. Parece ser que no habían conseguido localizarme y que lo habían hecho buscando mis apellidos por internet, encontrando a mi hermana y pidiéndoles mi contacto. Españistán total.

Vistas desde el instituto hacia el río Odiel

Totalmente desubicado acepté la plaza, y ahí comenzó una carrera que ha terminado hace pocas horas. Solucioné varios papeleos que me pedían, preparé una maleta con lo básico para la superviviencia y me fui a Sevilla, donde dormí para levantarme temprano con el objetivo de llegar a la apertura de la Delegación. Entregué todo el papeleo pertinente y me fui directo al instituto con la maleta a cuestas. Dicho instituto se encuentra en todo lo alto de un cerro-colina-cuesta interminable de Huelva, y llegué sudando como un porcino. Me presentaron a un millón y medio de profesores y demás personal del centro, me dieron mi horario y me dijeron "a clase", así que me tocó improvisar durante tres horas seguidas con tres grupos diferentes. En ese tiempo me dediqué a buscar un lugar donde dormir esa noche y finalmente una profesora muy simpática me ofreció su casa hasta que encontrara piso. ¡Gracias!


Por la tarde más instituto, horarios, reuniones y demás, y al día siguiente clase de 8:30 a 15:00. Pero nos esperaba una agradable sorpresa: un compañero celebraba su jubilación e invitó a todos a comer jamón y lomo ibéricos, tortilla casera, queso... Y después barbacoa. Y después tarta. Y café... ¡Y cubatas! Menos mal que me retiré a tiempo para ver un par de pisos. Al final me quedé con el segundo, de un compañero de matemáticas en el que viviremos también con un erasmus suizo en todo el centro de Huelva. ¡Bienvenidos todos! Así que me mudé, dormí allí, y esta mañana a las 8:30 a clase y después me he venido a Jerez, a ver si me llevo unas cuantas cosas más para poder asentarme mejor.

En resumen, que estoy muy contento con esta gran oportunidad que me ha llegado a través de una bolsa de trabajo de la Junta de Andalucía de hace dos años y que ya tenía olvidada. El instituto, los compañeros y los alumnos son muy simpáticos, parece que hay muy buen nivel. Eso sí, esto cambia totalmente mi perspectiva para este año. He tenido y tendré que tomar decisiones difíciles...

domingo, 15 de septiembre de 2013

Burundi, el país donde se recitaban poemas a las vacas


Hoy, con mi nostalgia burundesa acompañándome, vengo a compartir con vosotros un interesante artículo que apareció hace poco en el diario francés Libération, titulado Le Burundi, le pays où l'on récitait des poèmes aux vaches, el cual habla sobre la ganadería vacuna que se practicaba en Burundi, comparándola con la actual. Me he tomado la libertad de traducirlo al español, así que ruego disculpen mis errores, que seguro que hay más de uno...


Hubo un tiempo en que los pastores burundeses recitaban poemas a su vaca llevándolas al pastoreo, antes de que la guerra civil diezmara el rebaño. Desde entonces, la cría se reconstruye, al precio de un difícil paso a la modernidad.

Toda la civilización burundesa estaba centrada en el ganado. Signo de respeto al rumiante, se utilizaba la misma palabra (“igisabo”) para hablar del estómago del rey –de divino derecho- y de la vaca, diferente del término (“inda”) empleado para el común de los mortales.

Antes de la guerra civil burundesa (1993-2006), el rebaño “contaba con hasta 800.000 cabezas”, recuerda Eliakim Hakizimana, director general de ganadería en el Ministerio de Agricultura.

Pero los trece años de conflicto han “tenido consecuencias terribles en las vacas” y solo quedaban alrededor de 300.000 cuando la paz vino entre la minoría tutsi y la mayoría hutu.

Los rebeldes hutus atacaban especialmente a las vacas, veneradas por la comunidad tutsi, tradicionalmente formada por ganaderos, y se alimentaban durante el conflicto que hizo 300.000 muertos y arruinó la economía del pequeño de África de los Grandes Lagos.


Porque en Burundi, la vaca era sagrada.

“Antes de la colonización, antes de la llegada del Hombre Blanco hacia finales del siglo XIX, la vaca no era un simple animal doméstico en el Reino de Burundi”, explica el abad Adrien Ntabona, 74 años, ex profesor de etnología en la Universidad de Burundi.

“Un ganadero hablaba a su vaca, podía enumerar la descendencia (?). Le recitaba poesías, diferentes según si la llevaba al abrevadero, al pastoreo, la traía al cercado o la ordeñaba”.

Con sus largos cuernos y sus finas patas, la vaca burundesa, de raza ankole como en todas partes en la región de los Grandes Lagos, representaba un dechado de belleza en el imaginario local.

A una mujer, no se le decía que tenía ojos bonitos, sino de “ojos de ternero” (“Afise amaso y’inyana”).

El tiempo se enumeraba al ritmo de la cría: para evocar la mañana se decía “la hora del pastoreo”, para primera hora de la tarde “la hora de vuelta de los terneros”.

Las vacas mismas recibían nombres, haciendo referencia a su belleza o su carácter: “Yamwezi” (La que desciende de la luna), “Yamwaka” (La más bella del año) o “Jambo” (La palabra).


“Una vaca de dos patas”.

“Cuando se quería tener una propiedad, un favor o incluso una esposa, se daba una vaca”, explica Pierre Nduwimana, un campesino de Matana (sur).

“Para la dote, por ejemplo, se daba una o varias vacas, según la riqueza”. A cambio, según una expresión consagrada, “se decía que se iba a buscar una vaca de dos patas, que sacaba agua y cortaba madera”.

“Burundi había instaurado una civilización de la vaca”, resume el abad Ntabona: el animal “era una fuente de relaciones sociales”. “No eran tratadas como diosas como en India, pero eran relativamente sagradas y debían ser tratadas como tales”.

Antes incluso de la guerra civil, la colonización alemana, después la tutela belga, la explosión demográfica y la disminución drástica de las tierras dedicadas a la ganadería vencieron poco a poco este modo de vida. Con gran pesar para algunos burundeses.

“Mi padre tenía vacas, igual que mi abuelo y mi bisabuelo, pero yo ya no puedo mantener un rebaño”, se lamenta Pierre, funcionario. “Por supuesto que siento una gran culpabilidad, como si hubiera traicionado a mis padres”.


Desde el fin de la guerra, el rebaño -600.000 cabezas hoy en día- se ha reconstruido. Pero ahora hace falta mucho dinero para comprar una vaca, alrededor de 1.000 dólares, una fortuna en uno de los países más pobres del mundo. A no ser que se beneficie de la política de repoblación del rebaño.

Aproximadamente 25.000 vacas han sido distribuidas así desde 2008, en el marco de este programa que “pretende modernizar el sector para hacerlo productivo en leche, queso, abono”, explica M. Hakizimana.

Emmanuel Nibaruta, un campesino de 35 años habitante en la colina de Remera, en la provincia septentrional de Ngozi, “sigue dando gracias a Dios” por haberle dado su primera vaca.

Y mejor si no es una ankole, sino una frisona europea: produce 16 litros de leche cada día por uno solo por una vaca tradicional burundesa.


Pero el programa choca con un problema enorme: los ganaderos no tienen un lugar para transformar o vender la leche.

La única central lechera fue cerrada al inicio de la guerra civil. La leche es vendida por ciclistas que surcan las calles de la capital a todas horas del día.

“Esto nos desmotiva a nosotros los ganaderos, ya que estamos obligados a tirar la leche, cuando la comida y los medicamentos son tan caros en Burundi”, lamenta Anicet, funcionario y además propietario de una granja.

Burundi es el productor lechero más pequeño de África del Este (71.300 toneladas en 2011), lejos detrás de Kenia (2,5 millones de toneladas), Uganda, Tanzania (500.000 toneladas cada uno) y Ruanda (121.400 toneladas).

“Tenemos mucho retraso, es por esto se debe superar la cría de prestigio y encaminarse hacia una cría rentable”, reconoce M. Hakizimana. Pero “el camino será largo, muy largo”.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Ana Botella y su intachable inglés estuvieron en Jerez...


Últimamente se está armando mucho revuelo con las magníficas demostraciones del nivel de inglés de Ana Botella, alcaldesa a dedo de Madrid, con su ya mítica frase "a relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor", entre otras perlas. Esto me ha traído a la memoria un cartel "blilingüe" que encontré en un hotel del que prefiero preservar su nombre por respeto (aunque ellos no demuestren mucho respeto por sus clientes anglófonos escribiendo esto).

El cartel o nota informativa que os muestro a continuación es totalmente verídico, está en el gimnasio de dicho hotel, y nos da una serie de instrucciones de uso de las taquillas, que como todo el mundo sabe, también se dice "taquillas" en inglés. No es la única patada en la boca del estómago que recibe la lengua de Shakespeare en apenas medio folio, pero el resto os dejo descubrirlo a vosotros mismos. Así que sin más, aquí tenéis tan preciado documento para el deleite (o depresión) de todos ustedes. A lot of graces, gente:




Por lo tanto, podemos decir que se confirma: Ana Botella trabajó como traductora en este hotel en Jerez. He aquí la transcripción, que puede hacer sangrar los ojos a los lectores más sensibles:

Nota informativa dirigida a los/as clientes/as Spa Hotel            .

Las taquillas de este departamento son de uso comunitario.

Se ruega no dejar pertenencias dentro de las mismas o llevarse las llaves.

Puede solicitar una llave de taquilla en la recepción del Spa.

Muchas gracias por su colaboración.


Informative note directed to the clients Spa Hotel              .

The taquillas of this department are of use comunitario.

Pray not leaving belongings inside the same or carry the keys.

It can request a key of taquilla in the reception of the Spa.

A lot of graces by his collaboration.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Vistas desde mi nueva "oficina"


Como ya hice el verano pasado, hoy vengo a traeros las vistas de mi "despacho", que este año ha cambiado un poco. En este caso he cambiado la playa por la ciudad, en uno de los hoteles más importantes de aquí, y mi responsabilidad ha aumentado considerablemente ya que, aparte de velar por la seguridad de los usuarios, ahora también soy "el chico de las toallas". Lo sé, es un trabajo apasionante, pero ya está a punto de terminar, por suerte o por desgracia. Después, ya veremos.