Si algo
nos está enseñando este confinamiento es que hay que vivir y aprovechar los
momentos y oportunidades que nos brinda la vida. Y debemos aprender y ser
capaces de perder el miedo a exteriorizar los sentimientos, a decir las cosas a
la cara; a ser amables y sinceros con los demás, pero sobre todo con nosotros
mismos.
Porque
puede que un día ya sea demasiado tarde para hacerlo. Porque, para bien o para
mal, nada ni nadie es eterno.