Hoy me parece de obligado cumplimiento hablar sobre Andalucía y los andaluces. Y lo hago, con la mente más fría, debido al
artículo que publicó ayer el diario "El País". En este, básicamente y para el que no lo quiera leer, se recopilan una serie de comentarios que nos han dedicado en los últimos tiempos algunos personajes de la farándula nacional, como políticos, aristócratas o empresarios.
Como no podía ser de otra manera, todas estas frases no son alabanzas a nosotros, los andaluces, más bien son acusaciones graves en la misma línea de los estereotipos que llevamos cargando desde hace siglos: vagos, juerguistas, analfabetos, subsidiados... ¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar esto? ¿De verdad que se pueden decir estas cosas sin consecuencia alguna? ¿Nadie va a defender nuestra dignidad, ni nosotros mismos?
Yo creo que ya está bien de escuchar y aguantar etiquetas de que aquí solo nos dedicamos a cantar, bailar y los toros, que somos incultos y que solo servimos para trabajar en el campo o como señoras de la limpieza. Servimos para mucho más que eso. De hecho, Cataluña, por ejemplo, debería de estar un poco más agradecida, porque si está donde está es gracias a los miles de andaluces que emigraron hace décadas y que se ocuparon de los trabajos que nadie quería hacer. Lo malo es que ahora ni siquiera esos andaluces se acuerdan, y apoyan
declaraciones como las del "señor" Durán i Lleida. Impresentables.
Y vuelvo a repetir, servimos para mucho más que eso. De hecho, si me pongo a citar célebres personajes andaluces a bote pronto, la lista es interminable y mucha gente debería callarse: Rafael Alberti, Antonio Machado, Manuel de Falla, Federico García Lorca, Diego Velázquez, Pablo Picasso, Juan Ramón Jiménez, Séneca y tantos otros. Y tampoco hace falta irse tan lejos, tenemos miles, millones de andaluces y andaluzas de a pie, humildes, trabajadores, como nuestros padres y abuelos, héroes anónimos de esta sociedad. En fin, que mejor voy terminando, que me conozco.
Creo que ya es hora de dinamitar todos estos tópicos que seguimos arrastrando desde tiempos de los terratenientes. Ya que, como ha quedado demostrado, nadie va a mover un dedo por nosotros ni nuestros derechos, está en nuestras manos dar un golpe sobre la mesa y terminar con esto cuanto antes, y demostrarles a estos indeseables como Cayetano (sabrá él lo que es trabajar), Ana Mato, Esperanza Aguirre y demás escoria, que en Andalucía tenemos orgullo y mucho más.
Así que concluyo como empecé. Como dijo Blas Infante, (al que también han insultado grave e impunemente): ¡Andaluces levantaos!