Estaba esta mañana, bien temprano, paseando felizmente por el centro de Jerez. En ese momento, mi estómago me dio un claro aviso: "tengo hambre", así que me dirigí a la maravillosa pastelería "Los Reyes" de la Plaza del Arenal, con la intención de comerme el dulce más grande que hubiera, porque "yo me lo merezco". Cuando llegué, un precioso cartel me sorprendió y me hizo salivar de inmediato: Café y mollete grande con jamón, tomate y aceite, 2,10 €. ¡Perfecto!Ahí que entro yo y lo pido, pero con cola cao en vez de café, ya que nunca me ha gustado y sigue sin gustarme. Mientras esperaba a que saliera, llega el personaje de la mañana: un señor bastante mayor, de más de 70 años, con escasos tres dientes en su mandíbula inferior, y con un claro ramalazo, o pluma, o mariposeo. Para los que sigan sin entender, un señor muy femenino. Me mira de arriba a abajo y me dice algo así como:
- Joven, le invito a usted a su cafelito, que hoy es mi día, ¡estoy muy feliz!
- No se preocupes, gracias, que además tengo el desayuno entero. Le respondo amablemente.
La situación siguió así durante un buen rato, ante las risas de la camarera y una clienta quien, por cierto, había entrado con el señor. Al final, me acabó pagando el desayuno y me dijo y repitió hasta la saciedad, con su acento jerezano-afeminado:
- ¿Se ha quedado usted con mi cara no? Porque yo sí que me he quedado con la suya, y ¡la próxima vez me invita usted a mi!
Y ahí, le dio un sorbo a su coca cola y se fue muy feliz, porque era "su día". Yo ya estaba temiendo que se sentar conmigo, pero no fue así, me dejó tanto ami como a la otra mujer, que por lo que vi, me parece que tampoco lo conocía...
Así que, ya véis, sigo estando de moda, los viejos me quieren. No, es broma, no me lo creo. Pero sí que, es por historias y situaciones como esta (y otras cosas) que me gusta tanto volver a Jerez.
Y por cierto, un avance, está muy difícil, pero puede haberse abierto una puerta a un nuevo destino: Italia. Seguiremos informando.
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