Y al final, pasó. Lo peor de todo es que es algo que podría haberse evitado fácilmente, pero pasó. El domingo por la mañana bien temprano, el mercado central de Bujumbura se incendió, reduciendo todo a cenizas en su interior. Para nosotros, simples muzungu, puede parecer una desgracia sin más, pero para el país es una verdadera catástrofe de una magnitud imposible de calcular.
Para comenzar, ayer se hablaba de al menos cuatro muertos, aunque seguramente serán muchos más, por los problemas de censo o las personas sin "nombre" que deambulan por los alrededores. Para seguir, esto supone un enorme golpe en la economía del país, ya que el mercado era el centro económico de Burundi, donde se calcula que se movían más de seis millones de dólares al día. Para miles de familias, es el comienzo de la miseria absoluta, ya que muchas de ellas tenían todas sus propiedades, mercancías y dinero guardados en el mercado, y ahora lo han perdido todo. Incluso se habla de algún caso de personas que se suicidaron tirándose al fuego ante la desesperación.
Las consecuencias aún están por venir, pero el aumento de precios y la inflación son inevitables. Esto supondrá más miseria para un país ya demasiado dañado, casi en la cabeza de los países más pobres del mundo y recién salido de una larga guerra civil.
Otro tema muy discutido es la causa del incendio. Todo apunta a un cortocircuito, originado por los continuos cortes de electricidad y por la deficiente red eléctrica, vieja y llena de chapuzas. Y tampoco podemos olvidar el inexistente plan de seguridad ante catástrofes de este tipo: solo se contaba con un camión de bomberos, proveniente del aeropuerto de Bujumbura, y con un helicóptero enviado por el Gobierno de Ruanda, que iba y venía al lago Tanganika a por agua. Además, también se comenta que no se tomaron en serio los avisos que se dieron desde primera hora de la mañana, lo que agravó más la situación.
En fin, c'est fini. El lugar más bello de todo Bujumbura, ya no existe. Casualmente, este fin de semana estuve allí, y precisamente el sábado por la tarde estuve dándome un paseo con los ojos como platos, admirando la enorme vida de este mercado. Sus puestos de telas africanas, de ropa de segunda mano, de chanclas de colores, de comida, de artículos de higiene y belleza, electrónica... Todo. Todo podías encontrarlo allí, alrededores de miles de personas que iban y venían, de simpáticos comerciantes expertos en el arte de negociar. Solo me queda decir, ¡Fuerza Burundi!
Aquí os dejo las últimas fotos que hice del mercado central, el mismo sábado, y otras del lunes por la mañana, cuando incomprensiblemente el incendio seguía activo.