Y se cumplió otro de mis sueños: hacer un safari. El destino, el
Área de Conversación de Ngorongoro, un Parque Nacional Patrimonio de la UNESCO, situado junto al célebre Serengeti, de una belleza y una magnitud impresionantes. Al entrar al parque y recorrer varios kilómetros, desde lo alto, se puede contemplar el enorme cráter del Ngorongoro, originado hace miles de años por la erupción de un volcán, y que actualmente alberga a miles de animales en libertad y decenas de especies diferentes.
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Vista del Cráter del Ngorongoro |
Una vez dentro, la sensación fue indescriptible para mí. Todos esos animales que había visto tantas veces de pequeño en los documentales de la 2 o de David Attemborough estaban ante mi, a escasos metros, en perfecta paz y armonía. Cebras, ñús, búfalos, gacelas Thomson, varias clases de antílope, facóqueros, elefantes, babuinos, hipopótamos, leones, hienas, perros salvajes, cientos de tipos de aves... Los que me conozcáis bien comprenderéis que en ese momento me faltó poco para llorar de pura felicidad, y ni que decir tiene que hice cientos de fotos. De verdad, no puedo describir con palabras la sensación de haber estado ahí, ante tantos animales salvajes, durante unas siete horas, sonriendo estúpidamente. Mejor que os deje unas cuantas fotos de los protagonistas:
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El extraño elefante de cinco patas, endémico del Ngorongoro |
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Un poco de literatura en familia, comiendo pollo |
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Equipo al completo: España, Italia, Corea, Rumanía y Rep. Checa |
Kiyo, yo lo mas cercano que veo a eso es a shocker borrachisimo tirando cuello a todo lo que se mueva, vaya animal... la verdad hay un mundo de distancia entre lo que tu ves y lo que yo veo, me haces muy seriamente pensarme en replantearme mi vida, besitos niño muy chulo todo
ResponderEliminarJajajaja, maldito enfermo!!
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