Con un poco de retraso, aquí llega la estrella del mercado
de Vyegwa de la que os hablé en la última publicación: el pastorcillo valiente.
Este pequeñajo, vara en mano y pese a sus problemas de
equilibrio, tenía a sus dos cabras perfectamente controladas, ante las miradas
de asombro y las risas de los demás ganaderos y visitantes.
De vez en cuando daba algún que otro tirón de la cuerda, o
las golpeaba con su vara, y estas ni se atrevían a moverse. Con este tipo de
gente, ¡Burundi tiene un buen provenir asegurado!
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