jueves, 18 de abril de 2013

Mercado de ganado de Vyegwa


¡Bienvenidos a, probablemente, el mayor y más interesante centro comercial de Burundi! Os presento el mercado de ganado de Vyegwa, que se monta cada miércoles, llueva, truene o haga canícula, a varios kilómetros al este de Ngozi.


Ayer tuve el enorme privilegio de darme una vuelta por él para respirar la cultura más tradicional de Burundi, y volví maravillado. En principio, es un gran mercado de venta de ganado, situado en medio de la nada, sobre una colina. Pero con el paso del tiempo ha ido creciendo para ofrecer a su selecta clientela mucho más que simples cabezas de ganado.
En primer lugar, nada más llegar encontramos la “sección de ganado bovino” en una amplia explanada inundada de excrementos y fango. Corriendo sin control y perseguidos por sus dueños, podemos ver numerosas vacas, terneros y otras especies de impresionantes cuernos. Otras, sin embargo, se limitan a comer forraje tranquilamente, que también se puede comprar aquí.


Junto a estos, se encuentra la “sección caprina”, con cientos de cabras corriendo y saltando, con las patas atadas o con sus dueños llevándolas agarradas por las patas delanteras como si las cogieran “de la mano”, con los consiguientes problemas de equilibrio de los pobres animales. Fue aquí donde vi lo mejor de todo el mercado, pero esto se merece una entrada aparte…


Vecina a la misma, podemos deleitarnos con la “sección ovina”, con decenas de ovejas de varias especies, balando como queriendo llamar nuestra atención.


Seguimos paseando por el centro comercial hasta toparnos con la pequeña “sección avícola”, donde podemos comprar gallos, gallinas y pollos a sus simpáticos vendedores.


Entre tanto animal vivo, también podemos endulzarnos la mañana pelando y chupando caña de azúcar recién cortada y expuesta en la sección “carpintería” (por ejemplo, no sabía dónde ubicarla).


Otra manera de tomar algo dulce y sano es degustando alguna de las frutas exóticas de la “sección de frutería”, sobre todo piñas y bananas, aunque también frutas de la pasión (maracuyá).


Si por el contrario lo que queréis es relajaros fumando algo natural, lo mejor es pasarse por el “estanco” para comprar hojas de tabaco seco, listo para fumarlo. Según me cuentan, la tos intensa está garantizada.


¡Más aún! Para los amantes del deporte, podemos encontrar una amplia gama y variedad de bicicletas en la sección “dos ruedas”. Eso sí, que nadie espere bicicletas con piñones y platos; eso es solo para débiles. Por cierto, dicen las malas lenguas que son todas robadas, así que por si acaso, lo mejor es comprar también un buen candado.


Obviamente, y como en todo buen centro comercial que se precie, no puede faltar la ropa de primeras marcas. Aquí tenemos “Zara”, “Cortefiel”, “Springfield” y todo lo que necesitéis, siempre con los precios más competitivos.


Y nos vamos adentrando en el pasillo central, donde se concentra gran parte del bullicio de este animado mercado, y que nos lleva a otra parte importante. Más ropa, zapatos y otros complementos hacen las delicias de los visitantes, todo bañado en charcos y barro.


Aquí, en el centro del mercado, encontramos los restaurantes de “fast food”. Por ejemplo, podemos deleitarnos probando el “queso de Congo”, que no tiene nada que ver con el queso, ya que es una pasta de mandioca envuelta en sus propias hojas. Todo esto mientras lo que queda de una vaca (con el rabo incluido) nos observa colgando de un gancho.


Por último, como no podía ser de otra manera, tenemos varios puestos de brochetas con bananas asadas. Aquí puedes elegir qué parte de la vaca o la cabra te quieres comer, la cual no hace ni media hora estaba corriendo por la explanada. ¿Quieres el lomo? ¿La pierna? ¿Los intestinos o el hígado? Sin problema, la brocheta será tuya en pocos minutos. Y lógicamente, ya que estamos en Burundi, hay cerveza. Mucha cerveza. Y todo el mundo la bebe, y todos hablan con todos.


¿Y cómo acabé yo mi visita a este mágico lugar? Exactamente, devorando dos deliciosas brochetas de cabra con bananas asadas, acompañadas de una fanta, por un precio irrisorio. Antes de que nadie me ataque, en mi defensa diré que era muy temprano para una cerveza, y de nuevo anticipándome a cierto personaje de Monesterio que dice que “para conservarse como el bronce, la primera a las once”, resulta que justo después tenía una reunión en la Universidad, así que no era plan de tomar cerveza a esas horas, que aquí las venden de casi un litro.


Así que nada, ya sabéis, el que se quiera llevar un animalito a casa… ¡A negociar! Y queda pendiente la estrella del mercado para otra ocasión. No os defraudaré.

2 comentarios:

  1. Potevi prenderti una birra... MEZZA SEGAAAAAAAA!

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    1. Ma che cazzo dici!!?? Avevo un appuntamento dopo di stare qui!! No potevo arrivare ubriaco, sono un vero insignante (di tei coglioni)...

      :D

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