Las cataratas de la Karera completan la trilogía de
historias del viaje que hice en noviembre, donde además visité la faille des
Allemands y conocí a los tambourinaires de Gishora. Estas cataratas se
encuentran escondidas en medio de un frondoso bosque de árboles enormes, como
tuliperos, sterculias y cordias africanas, el árbol con el que se hacen los
tambores tradicionales de Burundi.
Por este impresionante paraje nos estuvimos paseando durante
toda una tarde, guiados por un guardabosques, el cual nos mostró las diferentes
cascadas que se encuentran en este ecosistema. De la nada, aparecían saltos de
agua de decenas de metros de altura, aunque en ocasiones el acceso a los mismos
era bastante complicado.
Y aparte, vimos no pocos tipos de insectos diferentes, como
mariposas, milpiés o escarabajos, y de hongos, que casi daban ganas de
comérselos. En fin, un bonito y agradable lugar, muy recomendado para pasar un
día en él, aunque, eso sí, si no tienes coche propio es imposible llegar.
Gandalf burundés |
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