El primero de ellos, hace más de un mes, consistió en una fantástica pesca nocturna en el dique Cabra Corral, un lago bastante grande. Es una cosa cuando menos llamativa, en la que, a eso de las siete de la tarde, sale un pequeño catamarán lleno de hombres armados con sus cañas y cebos, pero también con lo más importante: mucha carne de vaca para el asado, y mucho vino y demás licores para amenizar la noche.
Así pues, la cosa es comer y beber durante toda la noche, mientras se pesca o no (es lo menos importante), charlando con los compañeros de aventuras. Conviene decir que, toda la noche en el medio de un lago, te mueres literalmente de frío, pero fue una bonita aventura. Resultado: pesqué un pejerrey, una mini mojarrita que devolví al agua (y que se enganchó sola en el anzuelo mientras me comía el asado), un pescado que pincha y no sirve para nada, que también devolví, y otro de esos que pinchan bastante más grande, que se me escapó porque en ese momento no estaba muy hábil...
El segundo fue mucho más bello. Consistió en una mañana de cabalgata, es decir, de paseo a caballo por una zona cercana a Salta que se llama La Quesera. Es una finca bastante grande, y el recorrido fue de una hora y media más o menos, paseando por el monte, por campos, y visitando una cercana y modesta iglesia de adobe. Muy lindos paisajes. Lo mejor de todo llegó al final, cuando volvimos a galope hasta los establos, al más puro estilo Juan Reyes en "Pasión de Gavilanes", solo que en una versión algo descontrolada.
Gracias a los que hacéis posibles estos momentos maravillosos...
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