He decidido estudiar allí porque, por diversas razones, me concentro más facilmente y aprovecho más el tiempo en ese lugar. En mi casa siempre estará esa tentación de internet, o de irme a la cocina a comer cualquier cosa, o tirarme en el sofá a ver cualquier programa "cultural" de nuestra educativa televisión nacional...
En la bilbioteca esto no existe, bueno, internet sí, por eso no me llevo el portátil. Como decía, esas distracciones no aparecen, pero sí que hay otros fenómenos que pueden llegar a distraernos y que convendría analizar. Es más, el simple hecho de realizar este estudio sociológico, supongo que ya me quita un tiempo:
- El típico "guapito sex symbol", que se dedica a pasearse por la sala charlando con toda mujer que se cruce, y que no tiene ni apuntes.

- El estudiante clásico, que llega, pone sus apuntes en una mesa al azar y sale a hacer un descanso. Cuando te vas a tu casa cuatro horas después los apuntes siguen exactamente en esa posición, sin que haya noticias de su dueño.
- Las "viejas glorias". Esto es lo que más me gusta, ya que me estoy encontrando con amigos y compañeros del colegio y el instituto que llevaba años sin ver, y que siempre viene bien charlar con ellos y saber de sus rocambolescas vidas.
- El sueño y el hambre. Esto es algo inevitable y que se intenta combatir con pequeños descansos, desayuno casero y frutita-tentempié de media mañana.
- El vecino. Esto sí que es una lotería, porque siempre queda libre algún sitio en el que se puede sentar cualquiera. Nunca había tenido ningún problema, hasta ayer por la tarde cuando se sentó... Mejor se merece un párrafo aparte.
A la vuelta del único descanso que hice ayer por la tarde, me encontré sorprendido con que se había sentado un joven-señor rondando los treinta y tantos que se había sentado entre Abel y yo.

El principal problema es que esto no fue un hecho aislado, ni mucho menos. Este amable señor, amante de la buena comida, repitió hasta en cuatro o cinco ocasiones este mismo proceso, para desgracia de mi maltrecha y dañada nariz.
En fin, para no extenderme más, con estas líneas solo quería compartir la clase de aventuras que pueden llegar a ocurrir en una simple biblioteca, un lugar aparentemente aburrido. Pruébenlo, ya verán como les sucede alguna historia fuera de lo común...