martes, 23 de octubre de 2012

Kirundo

Hoy vengo a descubriros un pequeño rincón al noreste de Burundi: Kirundo.

El fin de semana pasado pude disfrutar de este precioso lugar, rodeado de lagos y de dispersas casas entre bananeros. Fueron solo dos días, de sábado a domingo, pero nos dio tiempo a conocer unos cuantos lugares.

Lago Cohoha

Salimos el sábado, temprano, en nuestro maravilloso coche, y llegamos directamente a Kirundo, la capital de la provincia, a poco más de una hora de trayecto. De ahí tomamos un precario camino de tierra en dirección hacia Kigozi, que colindaba con el lago Cohoha, y donde nos quedaríamos a dormir por el módico precio de tres euros. El lugar era espectacular, con una construcción y pequeñas cabañas, y a los pies de esto, la inmensidad del lago, con sus barqueros y sus niños fabricantes de juguetes artesanales de madera. Como no podía ser de otra manera, nos montanos en una canoa para llevarnos al otro lado del lago y allí tuvimos tiempo de darnos un paseíto, comernos unos bocadillos y hasta de pescar con unos niños con sus precarias cañas hechas con una especie de bambú.

Niños artistas de Kigozi

Tras esto, vuelta al otro lado, y pusimos rumbo a Kirundo, donde íbamos con el único objetivo de comer pescado, ya que en Ngozi es complicado. Antes, visitamos un orfanato de bebés, y como no tuvimos suerte con el pescado, decidimos ir a la casa de una mujer que te mataba un pollo y te lo cocinaba allí mismo con una rica salsa y plátanos fritos. Deliciosos los dos pollos que nos metimos entre pecho y espalda, y no eran pequeños.

Hotel de Kigozi

Ya al día siguiente, y después de un suculento desayuno, nos fuimos en busca del "Lac aux Oiseaux", Lago de los Pájaros, que era lo más interesante para ver. Por el camino, paramos a saludar a unos campesinos y jugar un poco con los niños, y también bajamos a ver otro de los lagos.

"Ni se te ocurra quitarme mi globo..."

Conseguimos llegar al famoso Lac aux Oiseaux, pero tuvimos la mala suerte de que no pudimos ver ni un solo pájaro, ya que todos los barqueros estaban en misa y no podíamos cruzar hasta la isla en la que se encuentran las tímidas aves. Así que nada, mala suerte, habrá que volver otra vez. Nos dimos un paseo a orillas del lago y volvimos a Kirundo donde, ahora sí, nos comimos un buen pescado. Maravilla.

Lac aux Oiseaux

Y acabamos volviendo a Ngozi bajo un diluvio universal, atravesando más y más paisajes espectaculares. este país no deja de sorprenderme...



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