Lo de este país es cada día más absurdo e inexplicable. No entiendo cómo pueden estar pasando las cosas que estamos viendo día sí y día también en los medios, en pleno siglo XXI. Se me acumula el trabajo para hablar de tantas cosas...
La penúltima ha sido de nuestro monarca, Jefe de Estado y representante de nuestro país por todo el mundo, que no tiene mejor forma de representarnos que irse a Botswana a cazar elefantes y búfalos con el dinero público, una afición más que cuestionable éticamente. Encima va y se rompe la cadera, "gracias" a lo cual nos hemos enterado de esta forma de ocio de este señor, quien, por cierto, a su edad no debería hacer esas cosas. Así que, como ya comenté hace un par de días, "menos mal" que ha pasado esto, y que conste, no le deseo el mal a nadie, porque si no nadie se habría enterado de nada.
Y en relación a esto, el mismo sábado Antoni Gutiérrez-Rubí publicó un interesante y simple artículo que aquí os adjunto, titulado ¿Y si no se hubiera caído?:
El rey Juan Carlos ha perdido el contacto con la realidad. O al menos, eso parece. Solo una profunda desorientación y desconexión con la sociedad a la que debe servir, explicaría –y mal- que le parezca bien ir a cazar elefantes. El viaje es totalmente inadecuado, impropio e injustificado.
Inadecuado, porque España está en uno de los momentos más críticos de su reputación internacional. El viaje del monarca, para darse un capricho inoportuno, no contribuye a la imagen de moderación, esfuerzo y sacrificio que debemos dar en nuestra pelea reputacional con los mercados y las instituciones comunitarias.
Impropio, porque el monarca no puede, ni debe, ignorar que cazar elefantes por placer es obsceno y hiere, profundamente, millones de sensibilidades. Tiene todos los componentes para resultar despreciable. Además, la puesta en escena de una cacería preparada para el goce, alimenta todas las imágenes perversas de la opulencia y el poder.
Injustificado, porque no hay ninguna razón para hacer este viaje, a su edad, con sus condiciones físicas, para practicar la caza, y de elefantes. Ninguna explicación hace comprensible tal cúmulo de errores imprudentes e innecesarios.
Pero la pregunta clave es: ¿Y si no se hubiera caído? Pues no lo sabríamos ya que la Casa Real no informa de las actividades privadas del rey. Es muy discutible que, en pleno siglo XXI, podamos considerar como privado un viaje de estas características, pero lo realmente alarmante es descubrir que nadie se lo impidió.
¿Cómo es posible que nadie viera el peligro físico, estético y ético de esta aventurilla? La Casa Real no está para satisfacer los caprichos de su inquilino, sino para servir al Jefe del Estado. Y actuar, siempre, en consecuencia con esta alta responsabilidad. Y ¿quién más lo sabía? ¿El Príncipe? ¿Nadie le desaconsejó tal despropósito? ¿En qué mundo viven?
La acumulación de errores de la monarquía en los últimos años es propia de una institución que ya no entiende su misión en la sociedad. Es difícil servir a una comunidad con la que ya no te identificas, no comprendes y no atiendes. La insensibilidad es el primer paso para la ruptura. No es que la sociedad española se aleje de la monarquía, es al revés. Además, cuando se pierde el pudor, como es el caso de esta cacería impúdica, ya no es posible la dignidad. Y el rubor no la restaura.
Inadecuado, porque España está en uno de los momentos más críticos de su reputación internacional. El viaje del monarca, para darse un capricho inoportuno, no contribuye a la imagen de moderación, esfuerzo y sacrificio que debemos dar en nuestra pelea reputacional con los mercados y las instituciones comunitarias.
Impropio, porque el monarca no puede, ni debe, ignorar que cazar elefantes por placer es obsceno y hiere, profundamente, millones de sensibilidades. Tiene todos los componentes para resultar despreciable. Además, la puesta en escena de una cacería preparada para el goce, alimenta todas las imágenes perversas de la opulencia y el poder.
Injustificado, porque no hay ninguna razón para hacer este viaje, a su edad, con sus condiciones físicas, para practicar la caza, y de elefantes. Ninguna explicación hace comprensible tal cúmulo de errores imprudentes e innecesarios.
Pero la pregunta clave es: ¿Y si no se hubiera caído? Pues no lo sabríamos ya que la Casa Real no informa de las actividades privadas del rey. Es muy discutible que, en pleno siglo XXI, podamos considerar como privado un viaje de estas características, pero lo realmente alarmante es descubrir que nadie se lo impidió.
¿Cómo es posible que nadie viera el peligro físico, estético y ético de esta aventurilla? La Casa Real no está para satisfacer los caprichos de su inquilino, sino para servir al Jefe del Estado. Y actuar, siempre, en consecuencia con esta alta responsabilidad. Y ¿quién más lo sabía? ¿El Príncipe? ¿Nadie le desaconsejó tal despropósito? ¿En qué mundo viven?
La acumulación de errores de la monarquía en los últimos años es propia de una institución que ya no entiende su misión en la sociedad. Es difícil servir a una comunidad con la que ya no te identificas, no comprendes y no atiendes. La insensibilidad es el primer paso para la ruptura. No es que la sociedad española se aleje de la monarquía, es al revés. Además, cuando se pierde el pudor, como es el caso de esta cacería impúdica, ya no es posible la dignidad. Y el rubor no la restaura.
Aparte de esto, el gran Iñaki Gabilondo también ha dado su opinión a la actual situación de la Casa Real en su vídeo-blog.
Y para el mejor dejo el artículo que sin duda más me ha gustado de todos: el Dr. Alberto Sicilia le escribe a Su Majestad una carta, titulada Carta de un investigador al rey don Juan Carlos. No tiene desperdicio; leedla por favor.
Nada más. La próxima vez hablaremos sobre la cada vez más discriminada educación pública de este país, que hoy mismo se ha llevado un palo gordo. A no ser que surjan otras noticias peores...
se te olvida comentar q Juancar, es (hasta ayer al menos) presidente honorífico (o algún cargo parecido) de WWF....creo q le pidieron ayer mismo que dimitiera por vergüenza...
ResponderEliminarCorrecto. De hecho ya firmé para que lo echen si no es capaz de dimitir por sí solo...
EliminarEs un guachiturro el personaje este, ojala lo correteara un elefante con escopeta a ver como le queda la cadera, y colgara la calva de un árbol para exibicion :P
ResponderEliminarEspero no sea muy agresivo el comentario, pero, se lo merece este animal jeje
Hombre, lo de la calva tampoco era necesario... pero sí, es una imagen lamentable la que ha dado este hombre a nivel internacional. Esto no hace más que cabrear más a la población, y eso tiene que acabar saliendo...
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